Las hemorragias causadas por heridas de armas blancas representan una de las situaciones más críticas en los servicios de emergencia. Atender este tipo de lesiones de forma rápida y eficiente puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
El Soporte Vital de Trauma Prehospitalario (PHTLS) 10 proporciona guías claras sobre cómo manejar estos casos, haciendo énfasis en la importancia de detener la hemorragia y estabilizar al paciente lo antes posible. En este artículo, exploraremos cómo, según el PHTLS 10, deben tratarse las hemorragias provocadas por heridas de armas blancas en un entorno prehospitalario.
Lo primero que el PHTLS 10 recomienda es realizar una evaluación rápida pero precisa del paciente. Las hemorragias graves, especialmente aquellas causadas por armas blancas, pueden llevar a un shock hipovolémico en cuestión de minutos si no se controlan. Por eso, es fundamental que el socorrista o personal de emergencia siga el protocolo XABCDE (Hemorragias Externas, Vía Aérea, Respiración, Circulación, Discapacidad, Exposición).
La prioridad absoluta en el tratamiento de las heridas por armas blancas es el control de cualquier hemorragia masiva. Las heridas profundas, especialmente en zonas como el abdomen, tórax o extremidades, pueden comprometer vasos sanguíneos importantes. El PHTLS 10 establece que detener la hemorragia debe ser el primer paso antes de continuar con otras intervenciones, incluso la evaluación de la vía aérea.
El PHTLS 10 enfatiza que, en una herida por arma blanca, la presión directa es la primera medida que debe tomarse para detener el sangrado. Utiliza un apósito estéril o un paño limpio y aplica presión firme sobre la herida. En muchos casos, esta acción puede ser suficiente para controlar el sangrado, mientras se evalúa la necesidad de otras intervenciones más avanzadas.
En heridas por armas blancas que afectan las extremidades y donde la hemorragia es masiva, el PHTLS 10 recomienda el uso de torniquetes. Estos dispositivos se colocan por encima de la herida, en la parte más proximal de la extremidad, para cortar el flujo sanguíneo y controlar la hemorragia. Los torniquetes son especialmente útiles en situaciones donde la presión directa no es suficiente para detener el sangrado. Es esencial que el torniquete se aplique correctamente y se anote la hora de colocación, ya que su uso prolongado puede generar complicaciones.
Cuando no es viable el uso de un torniquete o la herida se encuentra en una zona no accesible para su colocación (como el abdomen o el cuello), el PHTLS 10 sugiere el uso de vendajes compresivos. Estos vendajes se aplican con una presión moderada sobre la herida, combinando la acción de presión directa con un envolvimiento seguro para controlar el flujo de sangre.
En casos donde la hemorragia es severa y difícil de controlar con los métodos anteriores, el PHTLS 10 señala que los agentes hemostáticos pueden ser una herramienta efectiva. Estos productos, disponibles en apósitos o polvos, ayudan a acelerar el proceso de coagulación, deteniendo el sangrado de forma más eficiente. Son especialmente útiles en heridas en áreas complicadas, como el abdomen o el tórax.
Una vez que se ha controlado la hemorragia, el siguiente paso en el protocolo PHTLS 10 es la estabilización del paciente para el transporte. Es importante evaluar continuamente los signos vitales del paciente para detectar cualquier indicio de shock. Según el PHTLS, es fundamental mantener al paciente cubierto y caliente para evitar la hipotermia, ya que esta puede agravar el estado de shock y afectar la coagulación sanguínea.
Aunque el PHTLS 10 no enfatiza la administración inmediata de líquidos intravenosos en todos los casos, en pacientes con hemorragias por armas blancas, puede ser necesario establecer una vía venosa para la administración de líquidos en función del estado hemodinámico del paciente. Sin embargo, el volumen de líquidos debe controlarse para evitar una sobrecarga que pueda aumentar la presión arterial y reabrir la hemorragia.
El PHTLS 10 destaca la importancia de un transporte rápido hacia un centro de trauma o urgencias. Incluso cuando la hemorragia ha sido controlada en el lugar, es vital que el paciente reciba atención médica avanzada lo antes posible para evitar complicaciones como infecciones o daño a órganos internos. El tiempo es crítico en estos casos, y cualquier retraso puede poner en riesgo la vida del paciente.
Para poder atender correctamente una Atención a Heridas por Armas Blancas y controlar una hemorragia masiva, es fundamental contar con la formación adecuada. El curso de Soporte Vital de Trauma Prehospitalario (PHTLS) es una excelente opción para personal sanitario y socorristas que deseen adquirir las competencias necesarias para actuar en situaciones de emergencia.
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El PHTLS 10 establece pasos claros y efectivos para atender las hemorragias causadas por armas blancas en situaciones prehospitalarias. Desde el control inmediato del sangrado hasta la estabilización y el transporte rápido del paciente, cada acción es crucial para salvar vidas. Contar con la formación adecuada en PHTLS garantiza que los profesionales de emergencias puedan actuar con eficacia en este tipo de situaciones críticas.
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