La atención prehospitalaria en casos de quemaduras es un aspecto crítico que requiere un enfoque sistemático y basado en la evidencia para garantizar la mejor atención posible a los pacientes afectados. El curso de PHTLS (Prehospital Trauma Life Support) proporciona a los profesionales de la salud las herramientas necesarias para evaluar y tratar adecuadamente a estos individuos en situaciones de emergencia. Las quemaduras, que pueden resultar de diversas fuentes como fuego, productos químicos o electricidad, presentan desafíos únicos que van más allá de la simple lesión cutánea; pueden comprometer funciones vitales y aumentar el riesgo de infecciones severas. La rápida identificación de la gravedad de la quemadura, la estabilización del paciente y la implementación de un plan de transporte adecuado son fundamentales para mejorar los resultados a largo plazo. En este artículo, exploraremos los principios y prácticas clave del PHTLS en el contexto de las quemaduras, destacando la importancia de una intervención rápida y efectiva, así como los protocolos que los profesionales deben seguir para optimizar la atención de estos pacientes. Al comprender y aplicar estos conceptos, los equipos de respuesta pueden salvar vidas y minimizar las complicaciones asociadas con este tipo de trauma.
La atención inicial adecuada a las personas con quemaduras es crucial para su recuperación y puede marcar una diferencia significativa en los resultados clínicos. La aplicación de un enfoque sistemático y estructurado permite identificar rápidamente la gravedad de las lesiones, así como priorizar las intervenciones necesarias. El reconocimiento temprano de complicaciones potenciales y la gestión efectiva del tratamiento inicial son elementos esenciales para minimizar el daño tisular y prevenir el shock hipovolémico, que es una de las principales causas de mortalidad en estos casos.
Además, la capacitación en técnicas avanzadas de soporte vital y el manejo de quemaduras proporciona a los profesionales de la salud las herramientas necesarias para implementar un cuidado integral. Esto incluye desde la estabilización del paciente y el control del dolor hasta el manejo de la temperatura corporal y la prevención de infecciones. La experiencia en el manejo de situaciones críticas no solo mejora la calidad del tratamiento, sino que también optimiza la coordinación entre los equipos de emergencia y los servicios médicos, lo que resulta en un enfoque más efectivo y seguro para el manejo de quemaduras en entornos prehospitalarios.
La evaluación inicial de pacientes con quemaduras implica un enfoque metódico que considera tanto las características de las lesiones como el estado general del paciente. Es fundamental realizar una valoración rápida que incluya la determinación del área total de superficie corporal quemada (TBSA) utilizando herramientas como la regla de los nueve o la clasificación de Lund-Browder. Esta evaluación no solo proporciona información sobre la gravedad de las quemaduras, sino que también permite anticipar las necesidades de fluidoterapia y otras intervenciones críticas.
Asimismo, es importante evaluar el mecanismo de la lesión y la presencia de comorbilidades que puedan complicar el cuadro clínico. La identificación de quemaduras de tercer grado, la afectación de vías respiratorias y la evaluación de signos de choque son cruciales para establecer un plan de tratamiento efectivo. La comunicación interdisciplinaria y la coordinación con equipos especializados aseguran que los pacientes reciban la atención adecuada desde el momento de su ingreso, lo que es esencial para mejorar los resultados a largo plazo en la atención de quemaduras.
La atención se adapte a las necesidades específicas del paciente. En el contexto de las quemaduras, el manejo adecuado de la vía aérea se convierte en una prioridad, especialmente cuando se sospecha una lesión por inhalación o cuando el paciente presenta signos de compromiso respiratorio. Es crucial realizar una evaluación minuciosa de la respiración y la circulación, así como estar alerta ante la posibilidad de edema de las vías aéreas, que puede surgir rápidamente en pacientes con quemaduras faciales o del cuello.
La intubación temprana puede ser necesaria para asegurar una vía aérea patentada, sobre todo en situaciones donde se prevé un deterioro inminente del estado respiratorio. Además, la monitorización continua del estado respiratorio y la implementación de medidas de soporte ventilatorio son esenciales para prevenir complicaciones secundarias. La capacitación en el reconocimiento de estos signos y la aplicación de intervenciones adecuadas puede marcar la diferencia en los resultados de los pacientes que han sufrido quemaduras severas.
El manejo de las quemaduras implica una evaluación inicial adecuada y un enfoque sistemático en el tratamiento de las lesiones cutáneas y la administración de fluidos. La clasificación de las quemaduras, dependiendo de su profundidad y extensión, guía las decisiones terapéuticas. Es fundamental determinar el porcentaje de superficie corporal quemada (SCQ) utilizando la regla de los nueve o el método de Lund-Browder, ya que esta medición es esencial para calcular las necesidades de fluidos del paciente. La administración de líquidos intravenosos debe realizarse de acuerdo con las recomendaciones basadas en el tiempo desde la lesión y la gravedad de la quemadura, utilizando soluciones cristaloides en las primeras 24 horas.
La reposición de fluidos se debe monitorizar cuidadosamente, ya que tanto la hipovolemia como la sobrecarga de líquidos pueden provocar complicaciones significativas. Durante el proceso de tratamiento, se debe tener en cuenta la posible necesidad de evaluar la respuesta clínica y ajustar la terapia basada en parámetros hemodinámicos y signos de perfusión tisular. Además, la atención debe centrarse en la prevención de infecciones y la promoción de la cicatrización adecuada de la piel para optimizar el proceso de recuperación del paciente.
La identificación y manejo adecuado de las complicaciones asociadas con las quemaduras son cruciales para mejorar los resultados clínicos y minimizar la morbilidad del paciente. Es esencial implementar medidas de prevención desde el momento de la evaluación inicial, incluyendo la atención a la higiene de las heridas, el control del dolor y la prevención de infecciones. La aplicación de apósitos adecuados y la práctica de técnicas de curación estériles son fundamentales para reducir el riesgo de infecciones secundarias, que son una de las complicaciones más comunes en pacientes con quemaduras.
Además, es importante realizar un seguimiento continuo del estado clínico del paciente, prestando especial atención a signos de sepsis y otras infecciones. La movilización temprana y la fisioterapia también juegan un papel clave en la prevención de complicaciones como la contracción de la piel y la pérdida de función. La educación del paciente y su familia sobre el cuidado después de la lesión, así como el reconocimiento de signos de advertencia de complicaciones, contribuirá significativamente a un proceso de recuperación exitoso y a una mejor calidad de vida a largo plazo.
En conclusión, la integración de los principios del soporte vital prehospitalario para traumatismos (PHTLS) en el tratamiento de pacientes con quemaduras es esencial para optimizar los resultados y minimizar las complicaciones. Al garantizar una evaluación oportuna, un manejo eficaz de las vías respiratorias y una reanimación con líquidos adecuada, los profesionales de la salud pueden mejorar significativamente la atención brindada a las víctimas de quemaduras antes de que lleguen a los centros de tratamiento definitivo. A medida que continuamos perfeccionando nuestros enfoques para la atención de traumatismos, priorizar la educación y la capacitación en PHTLS para lesiones por quemaduras permitirá a los socorristas y a los equipos médicos brindar una atención basada en evidencia de alta calidad que aborde los desafíos únicos que presentan estos casos complejos. En última instancia, una comprensión profunda de PHTLS en el contexto de las quemaduras no solo mejora la atención inmediata del paciente, sino que también contribuye a mejores resultados de recuperación a largo plazo.
Contamos con certificaciones avaladas por NAEMT y por la Universidad EUNEIZ, válidas internacionalmente y con créditos baremeables.
